Thursday, October 2, 2014

Qué mal, señor Sánchez


Ay, Pedro Sánchez, qué mal. A ver si lo hemos entendido bien: usted, si algún día llega a presidente, que en eso está y ya veremos, se ocupará de la violencia contra las mujeres. Violencia, no, terrorismo de género. Ha decidido usted elevar la carga semántica de una conducta criminal para que veamos cuán grave es lo que sucede y que el nuevo PSOE se lo toma en serio. Un asunto de Estado, entendido como un asunto público, de todos. Hasta aquí, pase. Pero lo de organizar un funeral de Estado a cada mujer asesinada por su marido o por su ex pareja es una sandez como la copa de un pino. En un tema como este, la demagogia no sólo está de más sino que resulta hiriente. E insultante.


Pues claro que hay que hablar de estos crímenes y de cómo resolverlos, o al menos intentarlo. Los gestores políticos del país y la sociedad en su conjunto han permanecido ciegos –demasiadas veces a voluntad– ante una lacra que sigue enquistada. Debatamos sobre ello, sí. Pues claro que se necesitan más medios económicos (y también más sensibilidad). Pero ese discurso, por necesario que sea, no puede plantearse en ningún caso en clave electoralista. Y eso ha sido lo que se ha entendido que quiere hacer usted, señor candidato in pectore: hacerse la foto junto al féretro a ver si así se nota su sentido y sensibilidad.


¿Quiere soluciones, señor Sánchez? Empiece por agilizar la justicia en la resolución de estos asesinatos. Que esa justicia sea más eficaz para que la mujer no quede desprotegida al ir a la policía. Anímelas a denunciar porque tendrán una sentencia justa y rápida. Garantice que las medidas de protección –como la del alejamiento– se cumplan y no sean un chiste como ahora. Dé una salida a aquellas víctimas (y a sus hijos) que no tienen dónde cobijarse y deben soportar por ello una paliza tras otra, cada día. Busque cómo evitar la reincidencia del maltratador: el agresor debe saber que la suya es una acción criminal y que pagará por ello. Eduque a una sociedad que no ha relegado todavía ni el machismo ni la desigualdad, aunque esté en ello. ¡Ah! Y anime a la condena social contra un maltrato por el que la mujer paga con su vida el precio de la libertad.


Señor Sánchez, humildemente le aconsejamos que diga eso. Si no, mejor cállese




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