La alta siniestralidad de la carretera nacional N-340 a su paso por la provincia de Castellón, con doce muertos en lo que llevamos de año (cinco más que en todo 2013), ha resucitado un debate que había permanecido dormido en los últimos años pero que es una de las reivindicaciones históricas de la provincia: la necesidad de ejecutar las variantes de esta peligrosa vía. Los proyectos para desdoblar tramos entre Castellón, Benicàssim y Oropesa y convertir en autovía trazados que ahora son de doble sentido llevan una década atascados. El desacuerdo político y la crisis han vuelto a frenar lo que para muchos sería una solución a la alta siniestralidad de esta carretera por la que transita, como norma general, entre un 20% y un 30% de camiones. Una cifra por encima de la media de las carreteras nacionales.
Las variantes, principalmente la de Castellón a Benicàssim, fueron el centro de la pugna política hace diez años. El Ayuntamiento de Castellón aprobó de forma unánime en el año 2003 un trazado que cinco años después, con Alberto Fabra de alcalde y cuando el proyecto comenzaba a andar, el Consistorio rechazó rotundamente argumentando, de forma sorpresiva, que afectaba al paraje de la Magdalena. Un rechazo al trazado inicial que se mantiene hasta hoy, aunque el Ayuntamiento sí exige que se haga la variante pero con otro trazado..
El Gobierno central, en una reciente respuesta parlamentaria al diputado de Compromís Joan Baldoví, admitió que después de aquella disputa todavía se están redactando tres proyectos para la conversión en autovía de la N-340 entre Castellón y Oropesa. Las obras que sí se están ejecutando, aunque a un ritmo lento, son las de la variante del Maestrat —entre Vinaròs y Peñíscola—. La carretera llegó a registrar hasta cuatro puntos negros en solo ocho kilómetros en las travesías de Benicarló y Vinaròs. El delegado del Gobierno, Serafín Castellano, admitió tras el brutal accidente con cinco muertos de Alcalà de Xivert que esta carretera necesita inversiones para su mejora.
José Ramón López, portavoz de la Asociación Provincial de Empresas de Transporte de mercancías, explica que siempre ha sido una reivindicación del sector la mejora del trazado en puntos “tan conflictivos” como el de Oropesa, “con pendientes elevadas, visibilidad reducida e incorporaciones complicadas”. López afirma que la ejecución de las variantes sería “una buena solución” que en su día hubiera solucionado la siniestralidad. La medida temporal que el Ministerio de Fomento aprobó este año, después de una serie de accidentes mortales en esta carretera por colisiones con camiones, y que implica el desvío de vehículos pesados por una vía paralela ha hecho “más transitable” la peligrosa N-340, apunta López.
Desde la pasada Semana Santa, los camiones de más de 7,5 toneladas circulan por la CV-10 hasta la altura del aeropuerto y conectan con la nacional en Torreblanca mediante la CV-13. El accidente con cinco muertos de la semana pasada se produjo al chocar con un camión que todavía no había llegado al punto del desvío. Cuatro días después otro joven murió al impactar contra otro tráiler que iba por la vía alternativa en Torreblanca.
Oposición, empresarios y otros colectivos reclaman la liberalización de la autopista AP-7 y, a largo plazo, la prolongación de la CV-10, que concluye en el aeropuerto, hasta Tarragona. Desde la Plataforma de Afectados por la N-340 dan casi por hecho que a partir de septiembre Fomento aprobará una importante bonificación para que los vehículos pesados puedan circular por la vía de peaje sin gran coste. Para José Ramón López esta sería “la mejor solución” para reducir la siniestralidad.
La herida abierta de la N-340 en Castellón
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