El tratamiento hormonal sustitutivo –que consiste en la elevación general de los niveles de ciertas hormonas como los estrógenos (que regulan el ciclo menstrual, ayudan a metabolizar las grasas, favorecen la resistencia de los huesos y estimulan la libido, entre otras cuestiones) y la progesterona (que promueve la gestación, y cuyo desequilibrio puede originar retención de líquidos, náuseas o somnolencia)–, está indicado en mujeres jóvenes con síntomas acusados de menopausia, teniendo en cuenta sus antecedentes clínicos y su estado general de salud por parte del ginecólogo. Se receta hasta los 50 años o por un periodo no superior a los 5 años.
Cuando existe contraindicación para el tratamiento hormonal, o si los síntomas no son muy importantes, se suelen prescribir terapias alternativas como los fitoestrógenos, unas sustancias que se encuentran en los vegetales y son similares a los estrógenos. Su actividad química es parecida a la de las hormonas animales y están en pequeñas cantidades de alimentos como cereales, legumbres, hortalizas y granos de soja.
La tendencia actual en lo que se refiere a la administración de una terapia hormonal sustitutoria es individualizar el tratamiento, según los síntomas que más preocupen a cada paciente (entre ellos, el insomnio, la sequedad vaginal, los sofocos, la depresión…), siempre que se trate de mujeres jóvenes y generalmente activas que necesiten sentirse bien para afrontar esta nueva etapa de cambios.
* Eduardo Cabrillo, jefe de Obstetricia y Ginecología del Hospital Sanitas La Moraleja.
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¿Debo seguir una terapia hormonal con los primeros síntomas de la menopausia?
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