El defensa holandés Daryl Janmaat (d) se dispone a golpear el balón ante el centrocampista argentino Lucas Biglia (suelo) y los argentinos, Javier Mascherano (c-fondo) y Marcos Rojo (d-fondo), durante el partido Holanda-Argentina, de semifinales del Mundial de Fútbol de Brasil 2014. (EFE)
Más precavidas aún por el 1-7 que en la previa le endosó Alemania a Brasil, las selecciones de Holanda y Argentina desplegaron un ejercicio de máximo respeto y riesgo mínimo en una semifinal que se acabó resolviendo desde el punto de penalti. Una lotería que encumbró a Argentina, que vuelve a una final mundialista (su quinta final) por primera vez desde 1990… y ante el mismo rival. Una semifinal sosa, insípida y aburrida. Como si la nube que contenía toda la emoción hubiera descargado el martes en Belo Horizonte. Una semifinal al nivel del Irán-Nigeria de la primera fase.
Argentina afrontará su quinta final ante el rival, Alemania, que le ganó su última presencia en una en Italia 1990Un duelo de la máxima rivalidad internacional y la mínima estética, denso y pausado, con más lances aportados por la estrategia que por el desborde… Aunque toda precaución es poca, dirán los técnicos, con una final en el horizonte. Ni Robben ni Messi lucieron especialmente en un choque sin ocasiones de gol claras durante parte y media, como si existiera un acuerdo tácito para el todo o nada. Un encadenado de saques de esquina argentinos fue el principal asalto ofensivo de la primera parte que, como todo el partido, fue un elogio al oficio y al saber estar sin complicarse la existencia.
Lo cierto es que el choque, reedición de la final del Mundial 78, fue más un elogio al respeto que al descaro. Argentina, que tanto moral como geográficamente tenía un mayor peso de “equipo local”, quizá intentó más (lo que no equivale a mucho) buscar fisuras en la poblada defensa neerlandesa, sobre todo por las bandas. Ganaba metros, pero sin prisa. Y Holanda, atenta, cómoda en la lentitud, agazapada para salir al contragolpe.
Los de Van Gaal lo tenían claro: a la más mínima presión, pase atrás y volver a empezar. Ninguna muestra como un lanzamiento de falta de Sneijder en la primera parte que, tras un rechace de la zaga argentina y un par de malos encadenados, acabó en los pies del meta Cillessen. Con el juego estancado, un par de lances para cada país (Demichelis por un lado, Martins Indi por el otro) avinagraron los ánimos y endurecieron el despliegue físico; y es que el colegiado Cakir lo toleró.
La segunda parte arrancó con la misma previsible dinámica del primer tiempo, aunque europeos y suramericanos esbozan un mayor interés por explorar la suerte del contragolpe o, incluso, la creatividad. En fuera de juego remató Van Persie (min 73) un gran pase de Janmaat y casi acto seguido (min 75) Gonzalo Higuaín mandó fuera un servicio de Enzo Pérez desde la derecha: el delantero del Nápoles disfrutó de la mejor ocasión del partido hasta entonces, mejor incluso que un remate de Lavezzi que frenó (min 58) el citado Janmaat. La cercanía del minuto 90 reavivó el afán de los contendientes, con acercamientos sin acierto en la concreción. Y en el primer minuto del añadido (de tres minutos), Mascherano salvó la primera internada clara de Robben en todo el partido.
La prórroga arrancó con la misma dinámica y solo un caño de Robben a De Michelis (min 95), tapado por Mascherano en la ayuda, aportó emoción. El jugador del Bayern, que parecía ir a más, se sacó de la manga un lanzamiento lejano que blocó Romero (min 98), acaso el primer disparo neerlandés entre los tres palos. Dos acciones que se difuminaron entre empujes improductivos. En la segunda parte del añadido, más allá de una arriesgada de Cillessen bajo presión argentina, y un disparo lejano de De Vrij que se marchó desviado (min 110), solo un cabezazo de Rodrigo Palacio (min 114), que se encontró el balón en carrera y golpeó flojito a las manos de Cillessen, y una internada de Messi por la derecha, que envió al área (min 115) y fue rematada por Maxi a las manos del meta naranja, rompieron con el hastío de la especulación.
Holanda: Cillessen, Kuyt, Vlaar, De Vrij, Martins Indi (Janmaat, min 46); Blind, De Jong (Clasie, min 61), Wijnaldum, Sneijder; Robben, Van Persie (Huntelaar, min 95).
Argentina: Romero; Zabaleta, Demichelis, Garay, Rojo; Biglia, Mascherano, Enzo Pérez (Rodrigo Palacio, min 80); Lavezzi (Maxi Rodríguez, min 100), Messi e Higuaín (Agüero, min 81).
Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Mostró amarilla a Martins Indi (min 44), Demichelis (min 48), Huntelaar (min 104).
Goles (tanda de penaltis): Vlaar, falla; Messi, gol; Robben, gol; Garay, gol; Sneijder, falla; Agüero, gol; Kuyt, gol; Maxi Rodríguez, gol.
Incidencias: segunda semifinal del Mundial de Brasil disputada en el estadio Arena de Sao Paulo de Sao Paulo.
Vlaar y Sneijder chocan con Romero: Argentina a la final del Mundial en los penaltis
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