Tan estético como tierno, el Arsenal salió airoso (0-0) de un complicado careo contra el Besiktas en Estambul. Un territorio donde los bramidos de los hinchas apocan a los huéspedes y donde los partidos, casi siempre duros, casi siempre exigentes, suelen convertirse en un brete para los visitantes. Lo fue para el equipo de Arsène Wenger, un clásico europeo que busca su 17ª presencia consecutiva entre la élite continental.
Sobre el tapete del estadio Atatürk, aquel en el que tuvo lugar la deliciosa velada entre el Milan y el Liverpool en 2005, dos propuestas radicalmente distintas: la turca, sin mayor argumento que el orden y la zancada de Demba Ba, frente al anestesiante passing game de los británicos, que jugaron con uno menos los últimos 10 minutos por la expulsión de Ramsey. Enhebran y enhebran los londinenses como si no existiese otra vía hacia el gol. Ocurre que muchas veces se hacen un lío por el camino y su defensa se agrieta con demasiada facilidad. Más rudimentarios, a los turcos apenas les hizo falta enlazar un par de pases y encontrar a su referente, Ba, ex del Chelsea, para poner a prueba a Szczesny.
Cazorla trazó las maniobras más imaginativas y Chamberlain estrelló un disparo en el poste en la recta final
Lo intentó el africano desde el chiflido inicial, con un zapatazo desde el centro del campo que obligó a desperezarse pronto al portero. Recurrió poco después a la volea, pero volvió a estrellarse contra el meta polaco y el Arsenal, aletargado, decidió entonces encender el motor. La réplica llegó primero por medio de Alexis. El chileno, el fichaje estrella de los gunners para este curso (abonaron 38 millones al Barcelona por él) aportó picante y velocidad desde el vértice derecho del ataque. Una incursión suya a punto estuvo de transformarla en gol el gigantón Giroud. Intervino a continuación Cazorla, que, ante la ausencia de Özil, dibujó las maniobras más imaginativas de los ingleses. En esta ocasión, sin embargo, el asturiano no encontró socio alguno. Ni siquiera Wilshere, el desnortado cacique del equipo de Wenger. Probó un disparo enroscado y ahí se quedó su aportación.
Frente a un adversario muy rocoso, el técnico alsaciano optó por las piernas y la frescura de Chamberlain para intentar abrir el melón. Una carrera en diagonal del joven extremo inglés estuvo a punto de deshacer el empate, pero las yemas de Zengin y el poste lo impidieron. El duelo de vuelta, en el norte de Londres, dictará sentencia.
Bien distinto fue el choque que disputaron el Copenhague y el Bayer Leverkusen. Sin especulaciones y cargados de pólvora, protagonizaron un intercambio de golpes del que los alemanes salieron victoriosos (2-3). Las dianas de Kiessling, Bellarabi y Son encarrilaron el pase para ellos. La jornada fue propicia también para el Salzburgo, que tomó ventaja (2-1) frente al Malmoe, sueco. El artillero español Jonathan Soriano rubricó el segundo gol austriaco. En el otro restante, el Steaua de Bucarest arañó una renta mínima (1-0) frente al Ludogorets, búlgaro.
El Arsenal sobrevive a Estambul
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