Mejorar la supervisión y detención de los casos, potenciar la colaboración transfronteriza o intensificar y cuidar las relaciones con las comunidades locales, la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones que trabajan sobre el terreno. Estos son algunas de las medidas acordadas en la reunión convocada en Accra (Ghana) por la OMS a la que han acudido 11 países de África Occidental y que ha concluido con el diseño de una estrategia compartida para hacer frente al brote de ébola que ya ha causado la muerte a 467 personas en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Al encuentro han asistido autoridades sanitarias de Costa de Marfil, República Democrática del Congo (RDC), Gambia, Ghana, Guinea Bissau, Malí, Senegal, Uganda, así como de los tres principales afectados por el brote, Guinea, Liberia y Sierra Leona. También comunidades locales, pacientes, profesionales que combaten el brote sobre el terreno y entidades internacionales que asesoran a los gobiernos de la zona. De la reunión, que se ha celebrado entre el miércoles y el jueves de esta semana, también salió la propuesta de poner en marcha un centro de control subregional en Guinea para coordinar el apoyo técnico.
Las mayores preocupaciones de los responsables sanitarios de cara a la extensión de los contagios se centran en la transmisión del virus en las comunidades rurales, donde en ocasiones los contagios se ven favorecidos por costumbres y ritos locales; la posible acumulación de infecciones en la periferia de ciudades como Conakry (Guinea) o Monrovia (Liberia) o la transimisión del ébola entre las fronteras de Guinea, Liberia y Sierra Leona.
“Los gobiernos han de movilizar a los sectores relevantes y los líderes comunitarios, religiosos y políticos para mejorar el conocimiento, el apoyo psicosocial y la comprensión de la situación provocada por el ébola”, comentó en la clausura de las jornadas, a última hora del jueves, el director para prevención y control de enfermedades de la OMS en África, Francis Kasolo.
El miércoles, el director de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF), Bart Janssens, ya advirtió de que se estaban registrando “un incremento de la hostilidad en algunas comunidades debido al miedo”, según informó la cadena de televisión británica BBC.
“Hay localidades a las que no podemos acceder para seguir en contacto con personas que han estado en contacto con pacientes del ébola. Esto requiere una importante movilización de todos los líderes comunitarios, ya que no podemos hacerlo solos”, dijo.
“Estamos haciendo frente a una situación extraordinaria y necesitamos más recursos para hacer frente a la epidemia. Necesitamos más ayuda para convencer a las comunidades para que cambien sus actitudes respecto al virus”, inistió Janssens.
El virus se caracteriza por la aparición repentina de fiebre, debilidad intensa, dolor muscular, dolor de cabeza y dolor de garganta. A menudo, es seguido por vómitos, diarrea, erupción cutánea, insuficiencia renal y hepática y hemorragia interna y externa. El patógeno, que tiene una tasa de letalidad de hasta el 90%, se transmite por contacto directo con sangre, fluidos corporales o tejidos de seres humanos o animales infectados. No existe un tratamiento específico ni vacuna.
Los ritos y las costumbres locales frenan el combate del ébola
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