Tuesday, July 1, 2014

Will Cotton, el pintor-pastelero del algodón de azúcar y las golosinas, expone en Londres

Una mujer-ninfa cabalga sobre un mar de helado en uno de los nuevos óleos del pintor hiperrealista Will Cotton (Beyond the Pleasure Principle, 2014)






El paisaje como objeto de deseo es una vieja aspiración de la pintura. Llegó al extremo en el misticismo con que los románticos alemanes y británicos de los siglos XVIII y XIX se enfrentaban a la representación de la naturaleza, a la que entendían como un vehículo para ahondar en los sentimientos. Quizá la idea dual de la observación cercana y la importancia de la imaginación que aplicaban Friederich, Turner y Constable al colocar el caballete frente a una panorámica natural no desagrade al estadounidense Will Cotton (1965), que quiere idealizar el paisaje, desde luego, pero construyéndolo con gominolas, pasteles, algodón de azúcar, macaroons y cualquier otro tipo tipo de golosina.


El artista del hiperrealismo fantástico basado en los dulces acaba de desembarcar en Londres con su primera exposición individual en la capital inglesa. Se celebra, hasta el 9 de agosto en la Galería Ronchini y a Cotton no le importa que la anuncien como ácaramelada. “La dulzura llevada al grado extremo. Así es mi pintura. Cuando se convierte en empalagosa, incluso en repulsiva, es cuando se pone interesante para mí”, dice en unas declaraciones distribuidas por los galeristas.


Paisajes de casitas de jengibre


Desde la década de los años noventa del siglo pasado, Cotton se ha especializado en un tipo de arte pop que limita por el norte con lo hortera, por el sur con la iconografía de la cultura del consumo, por el este con los paisajes fantásticos de casitas de jengibre de los cuentos infantiles, por el oeste por las teorías de la luz tangible de los maestros flamencos y por todos los puntos cardinales a la vez, con la repostería. El pintor-pastelero, como no le importa que le llamen, saltó de la fama a carácter de celebridad cuando, en 2010, colaboró con la cantante Katy Perry.


Cotton pintó a Perry descansando desnuda y con gesto pícaro sobre un cielo de nubes rosa de algodón de azúcar en Cotton Candy Perry, un óleo de feroz hiperrealismo —puede ser confundido con una foto— que la cantante colocó en la portada del disco Teenage Dream (2010), y fue el director artístico del videoclip de la canción California Gurls. La colaboración —que está desplegada en la web de Cotton— fue para el artista, que hasta entonces nunca había realizado retratos de famosos y se había limitado a modelos anónimas, un regreso a la estética de las pin-up, las muchachas cheesecake (pasteles de queso) que poblaron las publicaciones populares de los EE UU en torno a los años cincuenta, casi siempre como reclamo seductor erótico de bajo nivel.


Katy Perry es pura sacarina Perry, que pasó horas posando para Cotton y se dejó envolver en algodón de azúcar real fabricado en el estudio por una máquina tradicional de centrifugado, es “pura sacarina”, dice el artista, que disiente de que las chicas pin-up sean un producto degradante para las mujeres. “La manera de representarlas es tan exagerada y teatral que pueden ser cualquier cosa menos un arquetipo (…) Son personas en pie de igualdad y llenas de símbolos, puntos de referencia“, añade Cottón en una entrevista en la web del Smithsonian


Pinturas sobre la “indulgencia completa”


En la exposición de Londres Cotton también mostrará unos cuantos de sus paisajes de helados, pasteles y dulces que define como “utopías imperfectas”. Los cuadros, con grandes masas de sacarosa derretida pintadas con precisión, tienen un valor de alegoría sobre la condición humana, dice en la galería. “Son pinturas sobre lo puro, lo fragante, la tierra de la abundancia, lo deseable, el sueño de la perfección y la indulgencia completa (…) Los dulces se convierten en un sustituto de todo lo deseable y una metáfora del puro placer”.


Cotton trababa siempre partiendo de los detalles. En su estudio de Nueva York —sobre el que bromeó en el proyecto-instalación Will Cotton Bakery (La pastelería de Will Cotton, 2009)— construye maquetas, algunas de gran tamaño, de los escenarios que luego pinta al óleo. Es también un magistral dibujante que bosqueja cada obra en papel antes de llevarla al lienzo. Una de las últimas iniciativas del artista es el empaquetado en una bella caja de un nuevo sabor de macaroon (nata con jengibre) de la firma Ladurée.


Océano de helado derretido


La repostería es siempre una representación prístina del paraíso Entre las obras de la exposición londinense destacan algunas que se muestran por primera vez. En Beyond the Pleasure Principle (Tras el principio del placer, 2014) una mujer-ninfa cabalga sobre una criatura marina en un océano de helado derretido; en Persistence of Desire (La persistencia del deseo, 2014), Cotton fabrica una textura simbólica de cera y óleo que aplica al cuadro usando una manga pastelera en vez de pinceles…


Como homenaje a los paisajistas del siglo XIX, la muestra londinense exhibe The Coming Storm (La tormenta que se acerca, 2014), donde todo el espacio del gran lienzo está ocupado por una visión casi abstracta de un vasto cielo rosa en el que la oscuridad permite adivinar el poder sublime y amenazante de la naturaleza. El cielo de Cotton es, claro está, de algodón de azúcar, porque, según el artista, la repostería —en algunos cuadros usa la manga pastelera como pincel— es siempre “una representación prístina del paraíso”.




20minutos.es



Will Cotton, el pintor-pastelero del algodón de azúcar y las golosinas, expone en Londres

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