Cerrado el año sin ningún título importante que celebrar, el trabajo se acumula en el palco y los despachos, hacia donde toda la afición mira en busca de respuestas y liderazgo. Es temporada alta de mercado en el Barcelona. Andoni Zubizarreta, el encargado de pilotar la remodelación, tiene tres meses y diez días para hacer un lavado de cara a fondo a un vestuario saturado y saciado. Dos trofeos, la Liga del 2012-13 y la Supercopa de España del 2013, en dos campañas es un bagaje muy pobre para el mejor Barça de la historia. Será un trimestre en el que el secretario técnico debe acometer la reforma más ambiciosa y necesaria en la última década en el Barcelona, marcada por el éxito y la continuidad de un proyecto. Ahora se esperan alrededor de diez salidas en verano. Es decir, que cuando empiece la Liga 2014-15 puede que un 40% de la plantilla barcelonista sea nueva.
Son muchas carpetas abiertas sobre la mesa de Zubi. Acusado a menudo de inactividad y de gestionar el legado recogido, se le piden medidas drásticas y se le acumula el trabajo. Sobre todo porque en sus cuatro veranos como secretario técnico, Zubizarreta ha realizado ocho fichajes y deberá hacer un número de incorporaciones similar en 12 semanas.
El exportero tiene en sus manos la patata caliente de hacer del Barça de nuevo un equipo ganador. Por un lado, porque para intervenir en un grupo tan laureado y admirado se necesita precisión quirúrgica. Por otro, no se puede fallar en las apuestas porque el objetivo no puede ser otro que volver por la vía rápida a los triunfos.
Zubi aterrizó en el 2010 avalado por su buena relación con Guardiola y se ha hecho carne y uña de Josep Maria Bartomeu, con el que trabajó codo con codo cuando el mandatario era vicepresidente y le mantiene la confianza. Con él, el Barcelona se ha gastado más de 200 millones en Adriano, Mascherano, Afellay, Cesc, Alexis, Jordi Alba, Song y Neymar. Pero de ellos, únicamente el argentino y el lateral fichado del Valencia pueden considerarse, de momento, aciertos totales. El director deportivo no se puede equivocar en su diagnóstico. Es su última oportunidad. Tres de los cambios seguros para el siguiente curso son la retirada de Carles Puyol, el adiós de Víctor Valdés y la no renovación de José Manuel Pinto. La mala suerte de las lesiones se ha cebado con Cuenca, Afellay y Dos Santos, que llevan dos años sin poder demostrar su valor. Los canteranos Sergi Roberto, Cristian Tello y Oier deberán buscar fuera los minutos de los que no han gozado en el el Camp Nou. Tampoco Song no se ha ganado la continuidad. Mientras que, pese a que no están en el mercado, el club sabe que Dani Alves, Alexis Sánchez y Cesc Fàbregas son tres jugadores que tienen cartel y que puede llegar una gran oferta por ellos, aunque su venta conllevaría fichar un recambio de garantías.
El que no se moverá es Javier Mascherano. El Barça busca centrales, de esta temporada no pasa, y el Liverpool, su exequipo, y el Nápoles de Rafa Benítez, su exentrenador, suspiran por él, pero la directiva no piensa desprenderse de él. Es más, su profesionalidad está tan bien considerada por sus propios compañeros que en el vestuario quieren que el Jefecito sea uno de los cuatro capitanes de la plantilla ocupando una de las plazas que Puyol y Valdés dejan libres.
Lo único claro en estos momentos es que para sustituir a Víctor en la portería el hombre es el joven meta alemán Marc-André ter Stegen (22), que no jugará el Mundial y podrá empezar la pretemporada desde el primer día. También Rafinha se ha ganado una oportunidad. El interior ha hecho una gran temporada como cedido en el Celta y tiene el beneplácito de Luis Enrique. El futuro de Deulofeu es una incógnita. Bojan parece que no cuenta, a pesar de que coincidió con el asturiano en la Roma.
El Barça es consciente de que el fichaje del central será el gran caballo de batalla, porque no es un puesto barato y habrá competencia. En cambio, el interior y un ariete, si llegan, serían parte de un plan B distinto del que Luis Enrique sí que es partidario.
La última oportunidad de Zubi
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