La economía argentina se contrajo en marzo pasado el 0,9%, según reconoció este viernes el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Se trata del primer mes de 2014 en que cae el PIB después de la devaluación del peso de enero pasado, que ha acelerado la inflación hasta niveles nunca visto en casi 11 años de kirchnerismo, del orden del 33% anual.
La actividad económica había crecido el 1,3% tanto en enero como en febrero de este año, después del 3% registrado en 2013. Un promedio simple indica que en el primer trimestre la expansión de la economía argentina ascendió al 0,5%. Es decir, por ahora no se puede hablar de recesión, que implica dos trimestres seguidos de caída del PIB, ni de estanflación, que es la combinación de contracción de la actividad y alta inflación.
En el primer trimestre del año se contrajo la producción industrial en casi todas sus ramas, con las excepciones de la textil y la metalúrgica, y también la construcción y el comercio exterior. Se supone que una devaluación alienta la exportación, pero también suele suceder que en los primeros tiempos se retrae porque los empresarios demoran sus envíos al exterior hasta que se estabilice la tasa de cambio, de modo de no vender antes de tiempo y cobrar menos de lo que podrán facturar el día de mañana. En cambio, continuaron creciendo los servicios financieros, beneficiados por la depreciación del peso y la posterior subida de tipos de interés decidida por el Banco Central para estabilizar la tasa de cambio, así como la cosecha agrícola. El consumo cayó en los centros comerciales y apenas subió en los supermercados.
La anterior caída de la economía argentina había sido registrada por el Gobierno de Fernández en septiembre de 2012, pero en aquel tiempo las estadísticas oficiales sobreestimaban el crecimiento. Hace una semana, el Ejecutivo corrigió sus cálculos de actividad económica y reconoció que en 2007 creció el 8%, en lugar del 8,7%; en 2008, el 3,1%, en vez del 6,8%; en 2009, el 0,1%, en lugar del 0,9%; en 2010, el 9,1%, en vez del 9,2%; en 2011, el 8,6%, en lugar del 8,9%, y en 2012, el 0,9% en vez del 1,9%. Semanas antes había admitido que en 2013 el PIB había crecido el 3% y no el 4,9%. Hay un título público de Argentina que rinde solo los años en que el país se expande más del 3,2%. Con el nuevo cálculo, el Estado no deberá pagar nada por 2013, aunque tampoco podrá recuperar los 2.361 millones de dólares que abonó por 2008 a partir de la cifra incorrecta informada entonces. El Gobierno de Fernández ha optado por corregir sus cuestionadas estadísticas de PIB e inflación a partir de la amenaza de sanciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que podían ir desde el cierre del grifo de futuros préstamos hasta la expulsión del país como miembro del organismo, pero también lo ha hecho en su plan de recuperación de la confianza de los inversores en tiempos de una escasez de divisas que derivó en la devaluación.
El menor crecimiento económico en el primer trimestre ha impulsado reacciones del Gobierno. Este viernes, los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Industria, Débora Giorgi, le pidieron a los ejecutivos de las fabricantes de coches que no despidieran empleados a cambio de una rebaja del impuesto a la compra de coches de lujo. De momento estas empresas han suspendido a miles de obreros, con lo que cobran menos de lo establecido en su nómina. En otro intento por evitar un mayor enfriamiento económico, Fernández anunció esta semana una subida de las asignaciones por hijo, mientras que el Banco Central viene bajando aunque muy de a poco los tipos.
La economía argentina se contrae en marzo
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