En Argentina se habla mucho de Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta Cristina Fernández y su antecesor, Néstor Kirchner (2003-2007). Se dice que es uno de los principales consejeros de la jefa de Estado. Que gestiona la fortuna familiar. Que es el líder en las sombras del colectivo que ha revitalizado y ampliado la militancia política juvenil en Argentina, La Cámpora. Pero este joven de 37 años que nunca llegó a terminar la carrera de sus padres, la de derecho, ni la de periodismo, en la que también incursionó, y que jamás ha ocupado un cargo estatal esperó hasta este sábado para hablar por primera vez en público. Y su debut fue ante decenas de miles de jóvenes en el estadio Diego Maradona, el de Argentinos Juniors, en Buenos Aires.
“Lo que voy a decir ahora, quizás voy a tener que pedir la casa de un compañero para dormir, porque creo que Cristina se va a enojar, pero es lo que pienso y lo voy a decir: si Cristina está tan mal o es tan mala o no sirve, por qué si están tan interesados en terminar con esta experiencia política, si quieren acabar con el kichnerismo, terminar con el peronismo, pónganle el nombre que más le gusta a cada uno, ¿por qué no dejan y compiten con Cristina, le ganan a Cristina y sanseacabó (se acabó con bendición final)?”, arremetió Máximo Kirchner, que vive en Río Gallegos (2.085 kilómetros al sur de la capital argentina), la ciudad donde se crió y vivían sus padres y donde ahora habita con su pareja y su hijo de un año. Su madre, mientras tanto, permanecía este sábado en la Quinta de Olivos, la residencia de los presidentes argentinos, en la periferia norte de Buenos Aires. Casi al mismo tiempo, ella advertía por la red social Twitter que el próximo jueves, cuando viaje a visitar otra vez al papa Francisco a Roma y a dar su discurso anual en la ONU en Nueva York, no le sería extraño que algunos dirigentes opositores aprovecharan para montar un “estallido social”. Argentina arrastra desde julio pasado una crisis de deuda, su economía se encuentra estancada y hasta una de las centrales sindicales kirchneristas usó en su informe de este mes el índice de inflación de las provincias, que se sitúa en el 40%, en lugar del 31% que se infiere del indicador oficial.
“No le tengan miedo a las urnas y a la sociedad”, recomendó Máximo Kirchner a los opositores, con la mirilla en las elecciones presidenciales de octubre de 2015, en las que su madre no podrá competir porque la Constitución prohíbe tres gobiernos consecutivos de la misma persona. De momento, el kirchnerismo tiene ocho candidatos para las primarias de agosto próximo. El hijo de los Kirchner jamás se postuló en ninguna elección, aunque la prensa ha especulado con que podría debutar como candidato a alcalde de Río Gallegos o a gobernador de la provincia de la que esa ciudad es capital, Santa Cruz. Ni se lo menciona como eventual presidente. “Vengo de una familia que se sometió siempre a las urnas”, recordó rodeado de dirigentes de La Cámpora, colectivo que abarca desde adolescentes que militan en la escuela secundaria hasta veintiañeros o cuarentones que hacen proselitismo en la universidad o en las villas (barrios de chabolas) y que han ido incorporándose como funcionarios de cargos bajos, pero también en más de 50 puestos altos, desde el ministro de Economía, Axel Kicillof, y varios secretarios y subsecretarios de Estado hasta la embajadora en EE UU, diversos presidentes de empresas públicas y también como dirigentes del Partido Justicialista (PJ, peronista). El discurso de Máximo Kirchner habló de “ideales” y “sueños que parecen imposibles”.
Máximo Kirchner es uno de los principales consejeros de su madre, pero había mantenido un bajo perfil hasta este sábado
Desde temprano en Buenos Aires se veían los autocares con jóvenes de distintos barrios que iban a Argentinos Juniors bajo la consigna “Bancando (apoyando) un rumbo irreversible”. Después de escuchar bandas de rock, cumbia y murga, el hijo de dos presidentes subió al escenario y pronosticó que los comicios de 2015 resultarán una “tómbola”. “Parece mentira ver gente que estuvo muy cerca de nosotros convertidos en punteros (dirigentes) de otros candidatos a presidente”, criticó Máximo Kirchner al diputado Facundo Moyano, hijo del jefe de una de las centrales sindicales opositoras, Hugo Moyano, y ahora integrante del Frente Renovador que postula a Sergio Massa como jefe de Estado. Massa y los Moyano fueron kirchneristas hasta 2011, cuando Fernández logró la reelección.
El líder en las sombras de La Cámpora, que no ocupa ningún cargo directivo en esta agrupación, también cargó contra el jefe de otra de las centrales obreras opositoras, Luis Barrionuevo, que esta semana sugirió que una inflación del 40% haría “estallar” Argentina porque ya Fernández había dicho que eso acontecería con una del 25%. “Se ven las declaraciones de dirigentes sindicales devenidos empresarios que, agotada su representación política en la sociedad, vuelven a apostar por la violencia y el miedo”, atacó el joven a Barrionuevo, representante de los camareros, pero a quien se lo acusa en la prensa de controlar inversiones y barras bravas.
Al iniciar su Gobierno, Néstor Kirchner le encomendó a su hijo de entonces 26 años la formación de un colectivo juvenil. El vástago comenzó por Santa Cruz y después fue juntándose con jóvenes que en Buenos Aires se acercaban a su padre. La Cámpora ganó adeptos en los cuatro meses de manifestaciones a favor y en contra del Gobierno por su conflicto con las patronales agrarias en 2008, pero se consolidó con la muerte en 2010 del entonces expresidente. Máximo Kirchner apareció en aquel momento junto al féretro y con su madre, saludando a cientos de miles de jóvenes que desfilaron por la Casa Rosada (sede gubernamental).
En pareja con una odontóloga que este año fue nombrada coordinadora de Articulación Local de Políticas Sociosanitarias del Ministerio de Salud nacional en Santa Cruz, el hijo de la presidenta argentina solo había ofrecido definiciones políticas en una entrevista con la periodista Sandra Russo para el libro Fuerza propia. La Cámpora por dentro, que se publicó en marzo pasado. “Cristina conduce un proyecto político y ha generado prole, lo cual a esos poderes de siempre les crea un problema. O sea: que haya generado prole le da la posibilidad de una continuidad en el tiempo, y es eso lo que nunca había pasado y a lo que se oponen férreamente. Es lo da una identidad que va más allá de su persona como candidata”, dijo Máximo Kirchner en el libro, antes de abandonar su bajo perfil y debutar como orador en el Diego Maradona.
El debut del hijo de los Kirchner
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